sábado, 8 de septiembre de 2012

Capítulo 4

  Las matemáticas. Odia las matématicas. Suspendidas otra vez. No se cree la mala racha que lleva. Cierran la tienda, pierde amigos y suspende el último exámen de mates. Ahora mismo la única amiga con la que puede hablar es Lucía, una chica que va a clases de piano con ella. A veces quedan, van al cine o de compras. Su última gran compra fueron sus Converse azules. Se las pone mucho porque son muy cómodas y además son de su color favorito. 
  En ese momento decide llamar a Lucía, coge el teléfono y marca su número.
-¿Hola?- se escucha la voz de Lucía al otro lado del teléfono.
-Hola, soy Claudia.
-¡Hola claudia! ¿Qué tal?
-bueno... regular ¿y tú?
-¿Regular? ¿por que?
-Nada, es que no he tenido muy buena semana.
-Bah eso se quita viniéndote a mi casa a merendar ¿te parece?
-Claro jajaja gracias, tu siempre me animas.
-De nada, para eso estamos. ¿a las 6 está bien?
-Si, nos vemos allí.
-Adios.
  Cuelgan el teléfono.

Claudia llega a su casa en punto, con sus zapatillas color turquesa saluda a la madre de Lucía y sube a su habitacíon. Entra y antes de poder decir nada, su amiga le asalta con un abrazo.

-Claudia, cuando he pasado por delante de tu tienda he visto el cartel de SE VENDE. Lo siento mucho, se lo que te importa, estoy aquí para todo ¿Vale?
-Ohh Luci muchas gracias, entre eso y que llevo mates fatal... pff
-No te preocupes, lo de las mates se arregla. Hay una niña de mi clase que los findes da clase de mates en su casa, vente un dia conmigo y nos ponemos al día.
-Vale porque la verdad es que me hace falta... 
-¿Y qué más te preocupa?-le dice ha Claudia sentándose en la alfombra.
-Bueno he perdido algún que otro amigo estos días.
-Ya te dije que no le hicieras caso a las de tu clase, que te tienen manía.
-No si esta vez, ellas no han sido. Es un chico que... resulta sr el hijo de los de la tienda que nos hace competencia y se llevan mal con mi padre.
-¿si? que mala suerte, y ¿te gusta?
-No, no se... bueno un poco.
Risas. Si está claro que le gusta, pero solo un poco. Lo más importante es la tienda y lo que le preocupa es eso, no él.
  Están un rato en silencio mientras que se toman unas galletas, y de repente Lucía salta:
-¡Está claro!
-¿El qué está claro?
-Hagamos un puesto de limonada y recolectmos el dinero para tu tienda.
-Buen intento, pero un puesto no nos sirve. Como mucho ganaríamos 50 euros, y con eso no tendríamos para nada.
-Es verdad... ¡yasta!
-¿Qué?
-¿Y si  hacemos un concierto? Tocaremos todos los de las clase de piano, encontraremos a gente que toque la guitarra, cante y baile...¡Claudia, todavía podemos salvar tu tienda!

       FIN DEL CUARTO CAPÍTULO
Espero que os haya gustado! Comentar en @miszapasazules
 

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho, pero estoy esperando que el chico de los ojos verdes le devuelva el boli a Claudia. Siempre me quedo con ganas de saber qué pasa en el siguiente capítulo.

    ResponderEliminar